- Demuéstrale lo mucho que le quiere: hacerles ver que nuestro amor es incondicional y que no está supeditado a las circunstancias, sus acciones o su manera de comportarse será vital también para el futuro.
- Mantén un buen clima familiar: evitar discusiones en su presencia.
- Educa en la confianza y el diálogo: para que se sientan queridos y respetados, es imprescindible fomentar el diálogo. Una explicación adecuada a su edad, con actitud abierta y conciliadora, puede hacer milagros.
- Debes predicar con el ejemplo: para que se sientan queridos y respetados, es imprescindible fomentar el diálogo. Una explicación adecuada a su edad, con actitud abierta y conciliadora, puede hacer milagros.
- Comparte con ellos el máximo de tiempo: hablar con ellos, contestar sus preguntas, enseñarles cosas nuevas, contarles cuentos, compartir sus juegos... es una excelente manera de acercarse a nuestros hijos y ayudarles a desarrollar sus propias capacidades.
- Acepta a tu hijo tal y como es: cada uno tiene su propia personalidad que hay que aprender a respetar.
- Enséñale a valorar y respetar lo que le rodea: enseñarle a valorar lo que poseen, a cuidarlos y valorarlos.
- Los castigos no le sirven para nada: los niños suelen recordar muy bien los castigos, pero olvidan qué hicieron para merecerlos.
- Prohíbele menos, elógiale más: sentirse orgullosos de él.
- No pierdas nunca la paciencia: el daño que podemos hacerles es muy grande. Decirles: "No te aguanto"; "Qué tonto eres"; "Por qué no habrás salido como tu hermano" merman terriblemente su autoestima.
!Con la ayuda de Dios podemos lograrlo. !si se puede!.
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